domingo, 24 de junio de 2012

III TRAIL PEÑALARA 60 Km


De vuelta por estos lares de nuevo, después de casi 2 meses de parón "técnico", retomo este, que ha intentado ser un "diario" de mi vida deportiva, con nuevas energías. Ahora se presenta ante mí este gran reto: El Trail de Peñalara de 60 km, que aunque en su versión mini del grande de 110 km, no deja de tener su miga y su grado de dificultad. Después de analizar el kilometraje y sobre todo su duro perfil, he preferido ser prudente y sobre todo realista (pues apenas llevo un añito en estas distancias) e inscribirme en el de 60 kms.

CAPÍTULO 1: LA SALIDA
6:00 AM, suena el despertador, 20 minutos para asearme, vestirme y tomar un cafetín, a las 6:20 me recogía Fernando. A continuación recogimos en Montequinto a Paco “Trail runner”, y de ahí al punto de reunión;  donde habíamos quedado con Miguel, Benji y manu. El Equipo A al completo, trasvase de macutos a la furgo y saliendo para Madrid.
Tras una deliciosa y apetecible paradita en el Bar Triana de Monesterio, donde pudimos degustar sus exquisitos churros con café que nos supieron a gloria. Ya con energías y más despejados continuamos nuestro largo camino.

CAPÍTULO 2: LA llegada
A eso de las 13:30 ya estábamos en Navacerrada, junto al polideportivo desde donde se daría la salida al GTP. Aprovechamos para hacernos una foto de equipo, antes de la batalla, pues Benji se hospedaba en un hotel cercano a la salida. Nosotros continuamos hacia el puerto de Navacerrada, donde estaba situado el Albergue de Peñalara, que para nuestra sorpresa, se encontraba aún cerrado, por lo visto hasta las 17:30 no abrían. Asique decidimos subir a los pinares y tomarnos allí los bocatas y descasar un poco.
Una vez nos hubimos alojado en el Albergue, bajamos de nuevo al pueblo a recoger los dorsales y escuchar la charla técnica de la prueba.

CAPÍTULO 3: LA NOCHE PREVIA
Cenamos tempranito, a preparar cada uno su equipo de batalla y a la cama que tocaban diana muy temprano al día siguiente.

CAPÍTULO 4: LLEGÓ EL MOMENTO DE LA VERDAD

Ya estábamos en el polideportivo, no hay vuelta atrás! Los participantes del GTP y del 80 km tomaban la salida a las 6:00, cuando aún no había amanecido, la noche se iluminaba con decenas de frontales  deseosos de avanzar. A partir de ese momento, que me despedí de mis compañeros, sólo ante el peligro (como la peli). Yo me encontraba tranquilo y somnoliento, asique opté por echarme una cabezadita en las gradas del pabellón hasta las 7:15 que salían los autobuses hasta Rascafría, desde donde se daba la salida de los 60 km, que aunque de menor enjundia que las otras dos, suponía para mí, el mayor reto deportivo que afrontaba hasta la fecha: 60 km y +2500m, la leche pensaba….”to er día corriendo, me voy a jartá”.

Una vez llegamos a Rascafría, pude saludar a los amigos Pretorianos hasta allí desplazados, y tomarme un cafelito con ellos para ir entrando en calor. Comentar que la salida se vio retrasada 15 minutos por un Raid de caballos, “manda narices”, pensábamos todos. Y la señra tte. De Alcalde, subida al balcón del ayuntamiento nos dirigió unas palabras de ánimo e inició la cuenta atrás: 10, 9, ……3, 2, 1….al fondo, el reventón y el Peñalara, se divisaban, esperando la procesión de runners.

Ya desde el inicio, y sin tiempo apenas de calentar las piernas, el camino se inclinaba irremediablemente. Al principio, corría a pasito corto, avanzando metro a metro, adaptando el cuerpo al ritmo, y poco a poco avanzaba hacia mi primer objetivo: “El Puerto del Reventón”. El sol ya comenzaba a picar, y se agradecía la sombra al atravesar el robledal de los horcajuelos. Conforme ascendía, la sombra escaseaba, y el sol ya caía a plomo, lo que unido a la altitud, hacía difícil mantener un ritmo de respiración adecuado y las ppm subían por momentos. Había que regular, aún quedaban muchos kilómetros por delante. La llegada al avituallamiento del reventón en 1 hora 40 minutos; muy bien, me decía, con bastante margen sobre el tiempo de corte (3 horas). Aproveché para comer y beber algo.


Segundo objetivo a la vista: Subida al Peñalara, desde el punto que me encontraba, y en dirección sur, fui pasando por diversos “dosmiles”: el Cerro Morete (2133 m), el alto de Poyales (2081) y el pico de los Neveros (2214 m), dejando la laguna de los pájaros a mi izquierda. Ya buscando la base del Risco de los claveles, y bordeándolo por la vertiente noroeste, evitando así los pasos más comprometidos, y siguiendo la cresta pude alcanzar la 2ª dificultad del día: El pico Peñalara (2429m).

Ahora quedaba el largo y peligroso descenso hasta el chozo Aranguez (cota 1885m) (-514 m) que intenté regular lo máximo posible, pues las rodillas y los cuádriceps ardían por dentro. En el Chozo paré un minutillo para comer y beber, pues allí abajo el calor ya se dejaba notar. Ya sin pausa y al trote, tras 10 km pude llegar a la Granja, punto de control y avituallamiento. Ahí aproveché para hacer una parada más larga, comer algo de ensalada de pasta, plátanos y recargar el camel y el bote con sales.

Creo que comí de más, porque me encontraba pesado y costaba arrancar a correr de nuevo, además la hora no me ayudaba nada, y el calor apretaba. A la salida del pueblo, tuve un formidable despiste, pues sin darme cuenta continué por la CL601 saltándome el cruce, y cuando quise darme cuenta, me encontré perdido, vuelta atrás hasta ver de nuevo las dichosas señalitas rojo/blanco: total 1 km de más. Aunque iba bien de tiempo, debía estar más atento. Ahora quedaba la cuarta “etapa” el tramo del rio Eresma por el camino de las pesquerías reales, un auténtico lujazo, bajo la sombra de aquellos enormes pinares de Valsain. Aunque era un tramo perfectamente corrible, decidí tomármelo en plan “dominguero” y andarlo, saboreando y disfrutando cada recodo, cada sombra, cada momento. Es que esa horita: siesta, 30 graditos por lo menos, pancital llena, buuuuaaaaaa….. se me abría la boca de sueño, asique decidí darme un bañito y refrescarme en una de las numerosas pozas del río.

De nuevo arrancar, cada vez costaba más. De buena gana me hubiese echado un sueñecito bajo uno de esos pinos, pero no era el momento, me decía. Asique empecé a trotar poco a poco, y así hasta la casa de la Pesca, puento en el que de nuevo paré para avituallarme y recargar camel y bote, que ya estaban secos. Allí me enteré que minutos antes acababa de llevarse la ambulancia a Aitor, el “bestia” del 110 que iba rompiendo el crono, y que en ese punto dijo adiós y sucumbió con un fuerte golpe de calor.

Yo salí de ese punto fortalecido, y continue mi marcha. Ahora quedaban los 4 km de subida a la Fuenfría; menos ml que antes había ido regulando, pues en una de sus últimas rampas, me dio un pajarón gordo: sudoración excesiva, mareo…..uffff paré a rehacerme un poco y tomé un gel con algo de agua, en ese momento creo me pasó el primer clasificado del GTp, subiendo el tio como una locomotora. Eso me puso de nuevo las pilas, y eché a andar de nuevo, hasta llegar a la fuente: que buena estaba ese cañito de agua, sabía a gloria después de lo pasado. De nuevo, en ruta, esta vez empecé corriendo, pues me había recuperado e iba ahora de subidón, asique enganché con otro corredor y a correr se ha dicho, fui adelantando a otros corredores, no podía creémelo: había muerto y renacido al poco, ¿Cómo era posible? No lo se, pero debía aprovechar esos momentos y logré hacer todo ese tramo hasta el puerto de Navacerrada corriendo a buen ritmo. Allí último avituallamiento líquido/sólido. Debía recuperar las energías perdidas, así que comí plátanos y rellené de nuevo el camel. Cuando me dispuse a arrancar de nuevo, cual fue mi sorpresa que me veo a Fernando llamándome: había abandonado en Rascafría; lo sentí mucho, y de buena gana me hubiese quedado con él más para animarle, pero la meta estaba ahí abajo, esperándome. Correr me costaba, pero debía intentarlo de nuevo, y poco a poco fui cogiendo el ritmito, la subida de la pista de sky caminando y luego cuando inicié el descenso por la senda corriendo, sin embargo no estaba para muchas alegrías, pues tenía un fuerte golpe en el tobillo derecho y las ampollas ya no me dejaban ni andar agusto, tocaba sufrir. En esas, me pasó el 2º clasificado del GTP como una exalación, y 10 min más tarde el 3º, ostras me dije, si estos tios después de 100 km todavía son capaces de correr, yo que llevaba 50 no iba a ser menos. Tirando de orgullo, arranqué por enésima vez y de nuevo “resucitaba”, las piernas iban solas, la mente ocupada en cálculos, tiempos, hora del partido etc..(el GPS hacía mucho que había muerto, y no llevaba referencias horarias) hacía que no sintiese dolor. Volaba por aquellos caminos a 12 km/hora, no podía creérmelo, estaba disfrutando como nunca, “joe que tengo que llegar pa ver el partido de España, me decía”. Y en esas, cuando atravesaba la plaza de Navacerrada …..GOOOOOOOL, retumbó en todo el valle, primero de la roja.

La entrada en meta, quizás no fue tan emotiva como el recuerdo que tengo de mi primer maratón, pero a diferencia, la he podido disfrutar durante más tiempo. Tiempo empleado 11 horas 56 minutos. Rápidamente, hidratación y algo de comida, recogida de la bolsa en el ropero y a tirar para el albergue, que llegaba justito para ver la 2ª parte del partido. Allí en el salón, pude saborear una cerveza fresquita que me supo a gloria, y saltar de alegría con el 2º de Xabi Alonso. El día no podía acabar mejor, ahora tocaba descansar, pues pronto debía levantarme para ver el paso de mis compañeros por el puerto y recogerlos en meta. Paco llegó sobre las 3 de la madrugada, en algo menos de 21 horas, y los otros tres mosqueteros, más tarde, con los primeros rayos de sol, sobre las 26 horas.




Cuando llegué a casa, mi hijo, me preguntón papá ¿Cuál ha sido el mejor momento de la carrera que has tenido?, me costaba seleccionar alguno, había muchos, pero de todos ellos, el mejor fue ver la entrada en meta de Benji, Miguel y Manu. Aún me emociono al recordar esos instantes: la música épica, la tenue luz del amanecer, el frescor de la mañana,…… y ahí estaban, estos tres titanes, tras 26 horas de “batalla”, llegaba a su meta ansiada: IMPRESIONANTE, ver la entrada de estos valientes. Una pena haberme perdido la entrada de Paco, pero es que el “mozo” apretó de lo lindo; y sobre todo , la de Fernando, era la que más esperaba; me acordé mucho de él en esos momentos. Desde aquí, si lee estas líneas, quiero mandarle un fuerte abrazo y muchos ánimos: todavía te quedan muchos kilómetros por recorrer y muchas metas por atravesar.
III TRAIL PEÑALARA

Mis agradecimientos a todos esos voluntarios que con su esfuerzo desinteresado nos han ayudado en todo momento y han hecho posible esta maravillosa aventura. Gracias a todos vosotros, también sois unos héroes!
Para más información: CARRERAS DE MONTAÑA